¿Cuál es el orígen de los roles de género desde la perspectiva histórico-ideológica?

¿Por qué el género binario está colapsando?
¿Qué movimientos surgen en la actualidad que cuestionan el género binario?
¿De qué maneras el género binario se impone en la vida cotidiana de la sociedad actual?
¿La mayoría de movimientos feministas respaldan la clasificación de género binario para conseguir el empoderamiento de la mujer? / dan la espalda a las personas que no se identifican con el género binario?

¿Es el género una construcción social?
¿Cuál es la relación entre el género y el contexto político-cultural? ¿De qué maneras afecta éste a la percepción del género?
Hay 3 elementos básicos en cuanto al género, que son:

* Asignación de género:Se da desde el momento del nacimiento por los órganos genitales.
* Identidad de género:Son los aspectos biológicos y psicológicos que se establecen desde los primeros años de vida.
* Rol de género:Conjunto de normas establecidas socialmente para cada sexo.
A partir de la Teoría de la Identidad Social, Tajfel y Turner (1986) conciben la identidad como “aquellos aspectos de la propia imagen del individuo que se derivan de las categorías sociales a las que percibe pertenecer”. Así, al definirse como mujer u hombre las personas apelan a su identidad social de género.
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Este proceso complejo, se construye por las interacciones entre individuos en un contexto determinado, e involucra dos subprocesos que en su conjunto dan cuenta de la construcción de la identidad: en el plano afectivo el nivel de autoestima y en el plano cognitivo el pensamiento categorial que ordena al mundo, dando lugar a la construcción de estereotipos. La autoestima, definida como la percepción del sí mismo en términos positivos o negativos, es uno de los procesos centrales para pensar la Teoría de la Identidad Social.
Según Tajfel (1981), los individuos mantienen su autoestima a partir de la identificación con diferentes grupos sociales, considerando a los de pertenencia como mejores que otros. La identidad social está conformada, entonces, por el autoconcepto general, que se desglosa en la valoración que un individuo realiza de los distintos roles que ocupa en un determinado contexto. En la década de 1950, Allport plantea que “La mente humana debe pensar con la ayuda de categorías […] Una vez formadas, las categorías son la base para el prejuzgar normal.
“El concepto de género fue introducido y articulado por las investigadoras feministas en varios campos disciplinarios, en el marco de Women’s Studies; y fue el eje central, el elemento cohesivo de la crítica feminista hacia el patriarcado occidental. Género o bien “el sistema sexo-género”, como lo nombraron las antropólogas feministas, fue el marco en el cual las feministas analizaron la definición socio-sexual de la Mujer como divergente del estándar universal que era el Hombre.
En otras palabras, género no pertenecía a los hombres, género era la marca de la mujer, la marca de una diferencia que implica el estado subordinado de las mujeres en la familia y en la sociedad, debido a un conjunto de características relacionadas a su constitución anatómica y fisiológica –características tales como la inclinación al cuidado, la maleabilidad, la vanidad…”
“Laplanche fue el primero, posiblemente el único teórico del psicoanálisis, en abordar la cuestión del género directamente. En primer lugar, él puntualiza que el género es múltiple, ya que diferentes identificaciones de género pueden coexistir en una misma persona, pero la categoría social del género es binaria, hombre o mujer, porque el género es asignado en base al sexo anatómico o, mejor dicho, a la percepción que los adultos tienen de ello que, a su vez, se basa en la visibilidad del órgano genital externo.
Nosotros no podemos evadir este proceso. La vida ordenada depende de ello”. Es el pensamiento que ha podido dar lugar a la creación de los términos de hombre y mujer. Así, quienes son considerados miembros del grupo externo corren el riesgo de ser considerados como iguales entre sí y, por lo tanto, existe una mayor probabilidad de que sean estereotipados (Fiske, 2002). Esto lo podemos aplicar a que aquellos individuos categorizados dentro de los exogrupos de hombres y mujeres, que sean estereotipados entre ellos, o que ambos grupos estereotipen a aquellos individuos que no se identifiquen dentro de ninguna de estas dos categorías.
Los movimientos más grandes y expandidos que cuestionan el género binario son claramente el LGBT y queer. Pero, estos movimientos al representar una amplia variedad de orientaciones sexuales, identidades de género o expresiones de género han llevado a diferencias y desacuerdos dentro de ellos mismos.


Por esta razón, la categoría de género como la categoría de sexo cae bajo la lógica binaria del falo –ya sea con o sin, ya sea varón o mujer–; una lógica que, en su binarismo rígido y sesgo genital, borra o niega el polimorfismo y, sobre todo, las dimensiones inconscientes de la sexualidad”
En este contexto, algunas personas que se identifican como queer suelen situarse aparte del discurso y del estilo de vida que tipifican las corrientes en las comunidades LGBT, y en el mismo nombre de LGBT hay diferentes desacuerdos en qué siglas incluir para representar a otras comunidades, dando origen a muchas variedades como LGBT, LGBTQ, LGBTA, LGBTQIA, LGBT+, etc.
Por tanto, hay que tener en cuenta que estos grupos no son homogéneos, pero en aspectos generales estas comunidades si se cuestionan el género binario y no se corresponden a las ideas establecidas de género.


El sistema binario de género está en crisis, como afirma la activista feminista y trans Akai Baena en el debate La realidad invisible: sexualidad y género. La distribución de género clásica basada en el binario hombre y mujer está siendo cuestionada, ya que las categorías de masculino y femenino se diluyen por su pluralización ilimitada. Actualmente, tienden al infinito, y se abren subconjuntos, como andrógino/a o neutro/a, cosa que significa cambiar las interpretaciones de la historia del sistema de género occidental.
La lógica basada en el patriarcado y las categorías universales, ha llegado al colapso para ceder su lugar a una distribución de género que atiende a las particularidades, lo que puede llevar a que la diferencia de género llegue a basarse en el caso único, o se entienda como variable en función del momento y de la circunstancia, y por lo tanto, sea inclasificable.
Los discursos de los “estudios sobre el género”, los “estudios sobre la mujer”, y los “estudios culturales”, han contribuido a transformar el discurso y las prácticas sociales basadas en el binarismo heteronormativo. Se determinan diferenciaciones entre los roles asignados a mujeres y hombres a partir de un sistema de relaciones complejo, que no está completamente determinado por lo sexual. Así, se rompen las miradas esencialistas que equiparan las exigencias de la reproducción biológica a las divisiones de las tareas para los géneros.

Para abordar esta cuestión, es esencial analizar el pensamiento de Judith Butler. Ella defiende que el género no es algo independiente de su contexto, ya que es percibido de manera diferente en función del lugar, y los valores culturales, entre otros factores.
“El género no siempre se constituye de forma coherente o consistente en contextos históricos distintos, y porque se entrecruza con modalidades raciales, de clase, étnicas' sexuales y regionales de identidades discursivamente constituidas. Así, es imposible separar el «género» de las intersecciones políticas y culturales en las que constantemente se produce y se mantiene”
De esta manera, cada contexto tiene una manera diferente de percibir el género. Un ejemplo de esto, es que no podemos juzgar es términos de género a una persona por su ropa o estilo, ya que nuestras percepciones culturales habituales pueden fallar, cuando no podemos interpretar si el cuerpo que vemos es el de un hombre o el de una mujer. Es precisamente ésta duda entre las categorías, la que constituye la experiencia de ese cuerpo. Entonces, se pone en duda la realidad del género.
“Es en ese momento cuando nos damos cuenta de que lo que consideramos «real», lo que invocamos como el conocimiento naturalizado del género, es, de hecho, una realidad que puede cambiar y que es posible replantear.”

“El conocimiento naturalizado del género actúa como una circunscripción con derecho preferente y violenta de la realidad. En la medida en que las normas de género (dimorfismo ideal, complementariedad heterosexual de los cuerpos, ideales y dominio de la masculinidad y la feminidad adecuadas e inadecuadas, muchos de los cuales están respaldados por códigos raciales de pureza y tabúes en contra del mestizaje) determinan lo que será inteligiblemente humano y lo que no, lo que se considerarà «real» y lo que no, establecen el campo ontológico en el que se puede atribuir a los cuerpos expresión legítima”.
Los movimientos feministas presentan muchos matices y perspectivas desde las cuales se lucha por una igualdad. En los movimientos más generalizados y popularizados, se describe el feminismo como una lucha para conseguir la igualdad entre hombres y mujeres en diversos ámbitos, partiendo de esta clasificación binaria de género.
Se busca el empoderamiento de la mujer como tal, quitándose de encima estereotipos hetero-patriarcales y machistas que definen y condicionan esta figura, pero siempre manteniendo esta clasificación. Por esta razón, colectivos LGTBI, trans… se desmarcan o diferencian del movimiento feminista más generalizado, especificando su lucha.
Amplian los estereotipos de género de los cuales se quieren liberar.
Aparecen movimientos como el transfeminismo, relacionado con la teoría queer, que respalda que tanto el género como el sexo biológico son construcciones sociales.

1. Peñate A. La mujer joven en Cuba, Reflexiones a las puertas del tercer milenio. En: Jóvenes en los 90. 1 ed. La Habana: Editorial Abril, 1999:225-43.

2. Manfred AZ. Historia Universal. Moscú: Editorial Progreso, 1977; t1: 9-14.

3.Bustos O. Antología de la sexualidad humana. México, D.F: Conapo, 1994; tI:406.

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5. HERRERA SANTI, Patricia. Rol de género y funcionamiento familiar. [en línia] Disponible en internet: http://scielo.sld.cu/scielo.php?pid=S0864-21252000000600008&script=sci_arttext&tlng=pt

Referencias

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1. TORRES, Alfonso. Akai Baena: “El sistema binario de género está en crisis” [en línia]. 2018, [consultado: 16 marzo 2020]. Disponible en internet: https://www.elsaltodiario.com/genero/akai-baena-sistema-binario-genero-crisis-transexualidad-feminismo?fbclid=IwAR1CUHVCDihOEXJj2Pf4ZUZ8FxlTd0Kfk9qqwg5TKB4rpBmKzOqrG4nV42U

2. HERDT, Gilbert. El tercer sexo y el tercer género. Más allá del dimorfismo en la cultura y la historia. Revista de estudios de género: La ventana, 1997, vol. 1, no 6, p. 7-124.

3. GOLDNER, Virginia. Toward a critical relational theory of gender. Psychoanalytic Dialogues, 1991, vol. 1, no 3, p. 249-272.




1. ETCHEZAHAR, Edgardo. La construcción social del género desde la perspectiva de la Teoría de la Identidad Social. Ciencia, Docencia y Tecnología, vol. 25, núm. 49, noviembre, 2014, p. 128-142.

1. BUTLER, Judith. El género en disputa: el feminismo y la subversión de la identidad. Paidós, 2007.

2. Íbid, p. 29
Durante el desarrollo de la historia constantemente se transmiten valores a través de la cultura, la religión, las costumbres, etc., relacionadas con el papel y rol que deben asumir los diferentes sexos en la sociedad. Generalmente durante la mayor parte del proceso histórico, la mujer se destina a la procreación, el cuidado de los hijos y del hogar, mientras que del hombre se esperaba que fuera capaz de garantizar la satisfacción de las necesidades de su familia y su subsistencia.



Luego, con el surgimiento de las clases sociales aparece también la discriminación de la mujer y su conversión, en un objeto de placer y procreación. A través del proceso de socialización,se determinó que tipo de comportamiento debe asumir cada uno según fuera hombre o mujer, que trasciende a todas las esferas de la vida y provoca una relación de poder donde el hombre es el dominante y lo femenino se debe estar supeditado a lo masculino.


Sin embargo, esta diferenciación de normas y valores no afecta solo a la mujer, ya que el hombre también es víctima de las expectativas sociales que se tienen sobre su comportamiento y desempeño, del cual se espera siempre fortaleza, valentía, control emocional e independencia. sta diferenciación entre los sexos se conoce como rol de género, considerándose el género aquella categoría en la que se agrupan todos los aspectos psicológicos, sociales y culturales de la femineidad-masculinidad, y que es producto de un proceso histórico de construcción social.3 Al analizar este concepto vemos que el género va más allá del sexo, dado que este se limita a las características biológicas y anatómicas, mientras que en el género se integran características económicas, sociales, políticas, jurídicas y psicológicas, además de las sexuales.